miércoles, 22 de julio de 2009

conversaciones de vagón

























Ella sigue en su recorrido andaluz. Está en otro tren en otra ciudad.
Aburrida, busca contacto visual con los otros pasajeros.
Las miradas van y vienen. Marcan límites o invitan a jugar a otros.
El hombre de cuarenta y pico, de polo blanca con jersey azul apoyado en sus hombros, a pesar del calor, la estudia interesado desde la fila diez.
Hace un primer contacto visual de rutina. Cinco segundos después, repite.
A ella le da aburrido y en la segunda intentona de conexión lo evita.
En la 22 hay un hombre que rebalsa de sí mismo por sobrepeso.
Ocupa casi dos asientos y transpira mojado y constante.
Ella lo observa, en repasada general. Él le transmite un no-me-jodas, dando por finalizado el no-diálogo.
En la 35, pasillo de por medio, hay dos hablando sentados de coté. Ya sea porque son los únicos que hablan en el vagón o por el volúmen elevado con que lo hacen, son los protagonistas de la tarde. Él, fotógrafo amateur, la mira buscando una confirmación ajena a su propia lindura.
Después de recolectar tres aprobaciones, entre las miradas femeninas del vagón, su ego se recarga de suficiente energía para seguir explicando cuán grande es el teleobjetivo de su cámara.
A veinte minutos de llegar, Ella cierra los ojos dando por terminado el intento de diálogo.




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3 comentarios:

  1. Muy bueno, pensar en cuantos trenes, bondis, aviones, barcos, etc. Cuantas miradas, mensajes en código, malos entendidos, cosas que podrían, pero no llegan a ser ...

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  2. Los trenes...aviones...omnibus...cubiculos capaces de reproducir la vida en movimiento,permitiendo a sus habitantes posibilidades impensadas...!!!Cuantas vidas cruzadas !!!Lo que es inadmisible fuera de ellos, se torna posible y afloran las fantasias tapadas por la rutina de la tierra quieta...no todos pueden...quiza en el proximo viaje...

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  3. Que buena la imagen de la semana!!!

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