Domingo de invierno en Buenos Aires, a su padre hoy no lo va a ver, está de luna de miel.
El día pinta bajón.
En la tele, para variar no hay nada.
Afuera hay un cielo bien azul que invita a salir un rato.
Eso la ayuda a decidirse. Rumbo a La Boca, va.
Al mejor lugar de su ciudad donde comer sfogliatella
Ahí la llevaba su abuelo.
Ella sigue cumpliendo la tradición de sentarse en la mesita de la derecha, y enumerar de cuántos países hubo visitantes.
Las paredes están cubiertas por billetes y monedas aportadas por los clientes, mayoría turistas.
Sentada en esa mesita vuelve a sentir nostalgia.
La invade la necesidad de levantarse e irse.
En la calle, el aire comienza a sentirse más frío.
Da unas vueltas entre turistas y vuelve a contagiarse de ese espíritu que le gusta captar en su ciudad. Sentirse turista en su lugar. Observar las veredas o edificios, con ojos nuevos y desprovistos del sentimiento de pertenencia de lo que te rodea.
Esa noche, fumando un cigarrillo, pudo recordar el día con una sonrisa.
Mucho mejor de como comenzó.
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El día pinta bajón.
En la tele, para variar no hay nada.
Afuera hay un cielo bien azul que invita a salir un rato.
Eso la ayuda a decidirse. Rumbo a La Boca, va.
Al mejor lugar de su ciudad donde comer sfogliatella
Ahí la llevaba su abuelo.
Ella sigue cumpliendo la tradición de sentarse en la mesita de la derecha, y enumerar de cuántos países hubo visitantes.
Las paredes están cubiertas por billetes y monedas aportadas por los clientes, mayoría turistas.
Sentada en esa mesita vuelve a sentir nostalgia.
La invade la necesidad de levantarse e irse.
En la calle, el aire comienza a sentirse más frío.
Da unas vueltas entre turistas y vuelve a contagiarse de ese espíritu que le gusta captar en su ciudad. Sentirse turista en su lugar. Observar las veredas o edificios, con ojos nuevos y desprovistos del sentimiento de pertenencia de lo que te rodea.
Esa noche, fumando un cigarrillo, pudo recordar el día con una sonrisa.
Mucho mejor de como comenzó.
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